Sumergiéndome en el encanto del "Antiguo Egipto" en el San Pedro Museo de Arte

02.05.2024

Por José Fernando Becerra González 


El 30 de abril del 2024 fue un día soleado que decidí dedicar a una aventura única: explorar la exposición sobre el Antiguo Egipto en el San Pedro Museo de Arte en Puebla. Con expectativas altas y una buena dosis de curiosidad, me dirigí al museo, listo para dejarme sorprender.

Desde el momento en que entré, me envolvió una atmósfera vibrante y bulliciosa. El lugar estaba lleno de gente emocionada por descubrir los misterios de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia. Siguiendo las señales, me dirigí hacia la exposición principal, ansioso por comenzar mi viaje a través del tiempo.

La primera parada fue una representación impresionante de la vida cotidiana a lo largo del Nilo. Desde agricultores trabajando en los campos hasta escenas animadas de comercio en los mercados, cada detalle me transportaba directamente al corazón del Antiguo Egipto.

Continué mi recorrido entre tesoros arqueológicos, maravillándome con estatuas imponentes y reliquias ancestrales que parecían contar historias por sí mismas. Me detuve ante cada pieza, tratando de imaginar la vida y las creencias de aquellos que las crearon hace milenios.

Pero lo mejor estaba por venir. Llegué a una réplica de una tumba egipcia, y al entrar, me sentí como si estuviera cruzando el umbral del tiempo. Las pinturas murales y los jeroglíficos que cubrían las paredes me dejaron sin aliento, revelando la profunda conexión de los antiguos egipcios con la vida después de la muerte.

Después de horas de exploración fascinante, salí del museo con la mente llena de imágenes y la sensación de haber vivido una experiencia verdaderamente inolvidable. La exposición sobre el Antiguo Egipto en el San Pedro Museo de Arte no solo había sido un viaje a través de la historia, sino también una aventura llena de aprendizaje y descubrimiento. Sin duda, fue un día que recordaré por mucho tiempo.

Después de empaparme de la riqueza cultural del Antiguo Egipto, decidí explorar más a fondo las otras joyas que el San Pedro Museo de Arte tenía para ofrecer. Me aventuré hacia la recreación meticulosa de la botica del antiguo hospital, ansioso por descubrir cómo se administraban los cuidados médicos en tiempos pasados. Los muebles de madera y los botámenes de cerámica de Talavera me transportaron a una época donde la medicina era tan intrigante como misteriosa.

Continué mi recorrido por las salas de exhibición permanente, donde la colección de pintura sacra del siglo XIX me dejó sin palabras. Las obras de artistas renombrados como Luis Berrueco y Cristóbal de Villapando llenaban las paredes con una belleza que trascendía el tiempo. Cada pincelada parecía contar una historia de fe y devoción, recordándome la profunda conexión entre el arte y la espiritualidad.

Emocionado por seguir explorando, me dirigí hacia el patio del museo, donde me esperaba una sorpresa más: un concierto en vivo de la Orquesta Sinfónica del Estado. El ambiente íntimo y acogedor del patio se llenó con la música celestial, creando un momento mágico que capturó mi corazón y mi imaginación.

Finalmente, antes de despedirme del San Pedro Museo de Arte, decidí perderme entre las estanterías de la Biblioteca Pública del Estado. Entre sus miles de volúmenes sobre arte e historia, encontré un tesoro de conocimiento que prometía muchas más aventuras por descubrir. Con la mente llena de recuerdos y la sensación de haber vivido un día verdaderamente especial, dejé el museo con una sonrisa en los labios y el deseo de volver pronto.

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